miércoles, 2 de octubre de 2013

HISTORIAS DE LA HISTORIA DE TENERIFE

LOS BARCOS DE TIERRA ADENTRO  DE TEGUESTE





      En el año 1582 hubo en Tenerife una epidemia conocida con el nombre de “Peste de las Landreas”, se extendió en gran parte de la isla, pero no llego a Tegueste, hecho que es atribuido a la intercesión de los Santos Patronos, San Marcos y la Virgen de los Remedios, por lo que en su honor se promete, a perpetuidad, hacer unos barcos y sacarlos en procesión. Esta es la versión más fiable del porqué de los barcos de Tegueste, único municipio de la isla que no da al mar.



      Estos navíos tienen unos orígenes típicamente campesinos, como sostienen algunos investigadores, son barcos de tierra adentro que navegan sobre rueda, tirados por bueyes, y que no son de vocación marinera, sino que son fruto de un pasado amenazado constantemente por invasiones, ataques de piratas, epidemias y plagas de langostas provenientes de exterior. Proyectan una batalla naval en un pueblo de interior que siente bien cerca la angustia del mar y de lo que trae consigo.

      Hoy en día los tres barcos, de las diferentes comunidades de Tegueste, La de Pedro Álvarez, la de Tegueste (casco) y el de San Luis, acompañan a su patrón, San Marcos, el 19 de abril en romería y a la Virgen de los Remedios en procesión el 11 de septiembre.

      Antaño se celebraban carreras alrededor de la Plaza de San Marcos, cual regata terrestre. Tres veleros, tirados por bueyes, con llamativos y coloreados pañuelos que cuelgan a modo de banderas en sus mástiles. Cada carrera era llevada por una tripulación de media docena de marinos representados por la clase rural de la vecindad, usan, estos atípicos marinos, sombreros con vistosas cintas, que como decía la británica Elizabeth Murray, en la década de los cincuenta del siglo XIX “parecíase más a bandoleros que a marinos. Uno o dos llevan un fusil sobre sus hombros. Realmente era una carrera peligrosa, un simulacro de navegación accidentado, arriesgada”.

      Es curioso que a cubierto de inquietudes espirituales, preservados de las grandes agitaciones por las aisladoras costumbres rústicas mantuviesen esas tradiciones. A principios del siglo XX todavía se mantenían en auge las “regatas”.

      El día 10 de septiembre se celebra la Librea, batalla de más de quinientos participantes, emulando a las milicias canarias, famosas antaño por la falta de efectivos militares profesionales que hicieran frente a los intentos de invasión a los que se veía sometido constantemente Tenerife.






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